Hay que tener en cuenta las consideraciones sobre el proceso
de escritura, el libro es de 1999, lo escribió casi treinta años más tarde del
embarazo y del aborto. Desarrolla la historia en dos partes, una hasta el hecho
del aborto y una segunda del periodo posterior y además habla de las
consecuencias sociales del aborto.
El hecho de una visita médica en la que va a recoger unos resultados de unos análisis de SIDA le lleva al recuerdo de lo que le sucedió hace 30 años, el aborto.
Se nos propone comentar acerca de cómo se queda embarazado,
cómo reaccionan las otras personas que aparecen en la obra, por qué está
prohibido el aborto, la diferente actitud de los hombres y de las mujeres ante
el hecho…
Nos sorprende que teniendo veintitrés años no haya puesto
ninguna medida preventiva para evitar el embarazo, hablamos de la falta de
educación sexual. Ella había sentido la sexualidad como si fuera un chico y de
hecho escribe: “En lo relacionado con el amor y el goce no me parecía que mi
cuerpo fuera intrínsicamente diferente al de los hombres”.
Nos ha llamado también la atención el hecho de que no haga
referencia a ninguna emoción, pudiera ser que, en esas circunstancias, si
tienes que desprenderte algo que tienes dentro de ti, lo mejor es quitarle toda
la humanidad al asunto. Ella no se plantea en ningún momento dejar de abortar.
Hablamos de que no es una narrativa reflexiva, si no que cuenta solo los
hechos. Algunos habíamos visto la película y afirmamos que es bastante fiel al
libro.
No sabemos porque no se judicializa le asunto siendo que
tiene que acudir al hospital después del aborto. Vemos que hay una disociación
absoluta entre el hecho de la maternidad, del problema que le ha supuesto y de
la relación sexual.
La sociedad está en ese momento después de la II Guerra
Mundial, en una fase que lo que proclama es que las mujeres sean productoras de
mano de obra y por eso el aborto está proscrito además de la influencia de toda
la cultura judeocristiana y de la Iglesia; ella va a un cura a contarle que ha
abortado y a partir de ahí ya no tiene ningún contacto con la Iglesia.
Hablamos de las reacciones de las amigas, de los médicos, de
los compañeros que primero sienten curiosidad y algunos incluso ven que, por
este hecho, el que tenga que abortar, puede ser una mujer fácil.
El causante del embarazo se inhibe por completo. Los médicos
tienen un comportamiento muy diferente, una vez que se ha realizado el aborto
la atención es más efectiva, hay un cinismo en su conducta, aunque se supone
que también tienen miedo, pero sabían que podían morir con esas prácticas
abortivas clandestinas. La diferencia de clase se manifiesta claramente aquí,
las mujeres que tenían dinero iban a clínicas en el extranjero a abortar con
unas condiciones más seguras.
Comentamos de la novela de Martín Santos “Tiempo de
silencio” donde se habla del tema del aborto en la España de los cuarenta.
El aborto para Annie se convierte en ese momento en una
obsesión; nos sorprende, también que, a
pesar de haber escrito el libro treinta años más tarde de su experiencia con el
aborto no haya hecho una reflexión sobre la evolución de la sociedad francesa en
este asunto en ese amplio periodo de tiempo. Nos parece que al ser tan
explicita en la descripción del hecho en sí del aborto, pueda querer denunciar
la realidad tan dura de lo que sucedía en ese momento.
En Francia en el 75 se legalizó el aborto y ahora está
blindado en la Constitución, cosa que no sucede en nuestro país, donde el
aborto se legalizo en los 80, pero no está incluido en la Constitución.
Seguimos hablando de los médicos objetores y de las
políticas sanitarias que desvían los abortos a la privada para no tener
problemas. Nos planteamos que es muy difícil ponerse en la piel de la mujer que
va a abortar, que no somos conscientes de lo que para ella supone y que la
sociedad las debería arropar más. También destacamos que todavía se producen
embarazos no deseados. No deja de sorprendernos que a la autora después del
aborto, enseguida tuvo el deseo de tener hijos. La morbosidad del hecho del
aborto produce en el lector un sentimiento de estar a favor de la
despenalización del aborto. En lo referente a la clase social, ella siente que
está tomando “el ascensor social” y se está desclasando.
La novela nos ha gustado, nos interroga acerca del aborto
como una cuestión de clase y de género, también de machismo, es una obra
directa y sincera sobre un hecho que le sucedió a la autora, es fundamentalmente
autobiográfica.
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